05 septiembre 2006

Nacer y Morir en Nueva Orleans


Kennedy Toole nació en Nueva Orleáns en 1937 estudió en la universidad y dio clases hasta que le fue posible. Desapareció un día y se lo encontró muerto en su auto, luego de escribir una carta a sus padres
J.K.T. escribe “La Biblia de Neón” y nos cuenta una historia que aparenta ser simple pero que sin duda nos deja, sin querer, reflexionando sobre la percepción de las cosas a partir de diferentes actores. Habrá quienes piensen que no es suficiente, que esa no es la razón por lo cual uno debe leer, pero después de mucha lectura académica es hermoso leer una novela que te lleve a lugares que uno no estuvo nunca y probablemente nunca esté. No es una justificación de la simplicidad, este libro es literatura y de la buena, nada de explicaciones rimbombantes, kunderescas, sobre la vida, sino la vida tal cual la percibió un adolescente de 17 años, la misma persona que se suicidaría a los 31 años (1969) conectando el caño de escape a una manguera que se dirigía hacia el interior de su auto.
A uno de esos mundos me trasladé con “La Biblia de Neón”, el sur esclavista estadounidense de la segunda guerra mundial, un niño aislado, una familia golpeada por los cambios en la economía de la época. La relación con su tía “bailarina de burlesque” le abrirá lentamente los ojos al pequeño David, quien entrará lentamente al mundo real, sin llegar nunca a comprender realmente que era lo que debía hacer ni cual era su rol en el escenario.
La historia se sucede en la más completa normalidad de la óptica del niño: es normal que David no tenga ni haya tenido jamás un amigo, es normal que una maestra chantajee a un niño, es normal que los hombres miren a Tía Mae, es normal que una madre se vuelva mentalmente insana, es normal que las declaraciones de amor terminen de una manera no deseada. Todo sucede sin dramas o hipérboles, estamos ante una cantidad de sucesos que por si mismos servirían de guión para miles de obras de teatro que se refieran a las miserias de la vida. Solamente el razonamiento lógico de David descolocará al lector de su cómoda posición frente a las no-angustias del protagonista que apaciblemente nos relata sus desgracias. La religión no es un tema crucial en la novela como intenta sugerir la contratapa de la edición de anagrama, es una característica más, dentro de todo aquello que marcó la lógica del pequeño David. El final es tan antológico como la misma vida de John, las desgracias se suceden silenciosamente previas al desenlace fatal.
El autor nos muestra un pedacito de su cerebro en este magnífico libro que vale la pena encontrar en nuestras bibliotecas y releer cada vez que la vida parezca aburrida y monótona.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Del mismo autor, hay otra novela buena y llena de ironías, "La conjura de los necios". ¿La leíste?